Circular con nuestro coche en las mejores condiciones de mantenimiento y puesta a punto es de principal importancia. La seguridad de quienes lo ocupamos, de quienes nos rodean y el buen estado general del coche dependen de controlar que todo esté correctamente.
La ITV, o Inspección Técnica de Vehículos, es un trámite que a muchos puede parecer innecesario. Sin embargo, es más necesario de lo que parece porque trabaja con baremos que garantizan un nivel de seguridad mínimo que todos los coches en circulación deben ofrecer. Vamos a ver qué se necesita para pasar la ITV correctamente.
Lo básico de la ITV
La ITV es obligatoria para todo el mundo (aquí vamos a hablar solo de turismos), siempre que el coche tenga como mímimo 4 años. Entre los 4 y 10 años se deben pasar cada dos años, y para vehículos de más de 10 años la revisión pasa a ser anual. Los costes son algo variables dependiendo de la Comunidad Autónoma, pero oscilan entre los 35 y 40 euros aproximadamente. También es diferente si hablamos de diesel o de gasolina.
Para pasar la inspección debemos acercarnos a una estación ITV autorizada por el Órgano competente de cada CC.AA., y si no existe en la localidad, debe existir algún centro expresamente autorizado. Una vez pasada la ITV nos darán una pegatina con la fecha de vigencia máxima que debemos colocar oblgatoriamente en el parabrisas, en el extremo superior derecho (mirando desde dentro del coche, claro).
Hay que tener en cuenta que no pasar la ITV supone varias cosas: si llevamos nuestro coche a inspeccionar y no se pasan las pruebas, pueden llegar a precintarnos el vehículo una vez agotados los plazos legales para realizar los cambios señalados; si no llevamos nuestro coche a inspeccionar, la cosa es más grave y si nos pillan sin la ITV pasada nos caerá una multa que dependerá de ciertos factores.
Hay un caso que puede erizar el vello de algunos: si tenemos un accidente con la ITV negativa o no pasada, las aseguradoras por regla general se desentenderán de cualquier cobertura. Tiene su lógica, pues un coche se asegura cuando está en perfecto estado, mientras que si no es capaz de pasar la ITV, no estará en buen estado. Lógica aplastante y posiblemente el mejor argumento, aparte del sentido común, para no ver tan mal el precio de 35 o 40 euros cada par de años.
¿Qué documentación hay que aportar y qué se revisa en la ITV?
La documentación a aportar es muy sencilla. Se trata de la Tarjeta de inspección Técnica, el Permiso de circulación y, si no es la primera vez que se pasa la ITV, el Informe de Inspección Técnica. Una vez hecho esto y abonadas las tasas, se procede a revisar:
- La propia documentación.
- El estado de la carrocería.
- Los elementos externos (retrovisores, lunas, placa de matrícula)
- Elementos internos como las puertas, ventanas, mecanismos de cierre, cinturones de seguridad, los limpiaparabrisas…
- Los sistemas de alumbrado y señalización.
- El estado de la dirección.
- El motor.
- El catalizador.
- Los frenos.
- Las suspensiones y ejes.
El resultado de la ITV puede ser uno de los tres siguientes (para mayor información, consultar el Manual de la ITV del Ministerio de industria, Turismo y Comercio (páginas 10 y 11):
- DL: Defectos leves.
- DG: Defectos graves.
- DMG: Defectos muy graves.
Defectos que no tienen un efecto significativo en la seguridad del vehículo o protección del medio ambiente y con los que el vehículo puede circular temporalmente.
Defectos que disminuyen las condiciones de seguridad del vehículo, ponen en riesgo a otros usuarios de la vía pública o a la protección del medio ambiente.
Defectos que constituyen un riesgo directo e inmediato para la seguridad vial.
Con esto no se juega, además, si mantenemos nuestro coche en perfectas condiciones de mantenimiento, tenemos muchas papeletas para pasar con la cabeza bien alta por el trámite de la ITV.
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